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Alberto Rodríguez

El pajazo eterno de Kung Fu

El pajazo eterno de Kung Fu

    No fue muerte natural, no hubo asesinato, no se cometió suicidio. David Carradine tenía 72 años encima. Estaba alojado en la suite 1104 del Nai Lert en el centro de Bankok. El jueves fue hallado muerto. La primera información de los noticieros locales es que Carradine se suicidó,   ahorcándose en el servicio de la habitación. Más tarde la embajada norteamericana confirmó su muerte. Chuck Binder, el representante de Carradine, lo echó de menos el miércoles en la noche, a la hora de cenar. Pero por alguna razón no fue a buscarlo a su habitación. En la madrugada del jueves el Productor encontró el cadáver. Binder declaró que su muerte era estremecedora y natural. Carradine fue encontrado desnudo por la policía, tenía atados sus testículos, el pene, las manos  y el cuello.

     Estaba en Tailandia rodando Stretch, dirigida por Charles de Meaux. Lo recuerdo por Boxcar Bertha de Martin Scorsese en el 72. El Huevo de la serpiente de Bergman y por Kill Bill de Tarantino. Más que por ese amanerado chinesco que representaba a un monje de agresiva humildad llamado Kwai Chang Caine, una especie de bicho (saltamontes)solitario que jamás rió. Era un hippie tántrico entrenado en artes marciales. Encarnaba la versión rosa del idealismo orientalista de la California de los sesenta. Oriente maquillado por Hollywood a finales de la década kunfuciana. 

       El teniente general de Policía Worapong Chewpreecha confirmó que sus manos estaban atadas y su cuello amarrado al pene con un cordón de zapato. Nanthana Sirisap, el forense jefe del hospital Chulalongkorn de Bangkok, donde se le realizó la autopsia, declaró: "no hay señales de lucha o asesinato". Los forenses determinaron que murió por sofocación. Muestras de ADN tomadas del cuerpo de Carradine, serán usadas para saber si hubo alguien con él, y descartar asesinato.

     La muerte de Carradine, dice el forense, fue de carácter accidental, asfixia autoinfligida (hipoxia erótica) durante una masturbación. No tenía razones para suicidarse, declara su esposa, pero se le fue la mano, tratando de provocar una catarata de endorfinas y adrenalina, que hacen del orgasmo, la ceromonia cósmica del Imperio de los Sentidos, aunque en la habitación 1104 del Nai Lert, fue simplemente el último pajazo del anciano Kung Fu. 

 

 

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