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Alberto Rodríguez

El gángster rojo

El gángster rojo

  China está condenada a ser en el futuro cercano el país capitalista de la peor catadura imperial que haya dado la historia. Y si no creen, vean el perfil: un régimen enfermizamente autoritario, que hizo el milagro de pasar al “socialismo” por la vía capitalista sin una revuelta. Una sola, cuando millones de chinos concurrieron a la plaza de Tien an Men para protestar contra la corrupción y fueron metódicamente abaleados, al punto que como en la masacre de las bananeras, no sabremos cuántos fueron los muertos. Un régimen que para hacer negocios conserva la forma centralizada, hegemónica y cerrada de “Estado Socialista”, de partido único, de dictadura de partido, donde florecen los campos de reeducación (concentración para disidentes), la censura hasta en la Internet , el militarismo rampante, una carrera armamentista desaforada, donde se violan los derechos humanos. Un régimen que autoriza a sus comerciantes a vender veneno a occidente, sostenido por siniestras camarillas de poder, donde el mercado negro tiene su enclave, un gobierno profundamente corrupto, en un país avasalladoramente productivo. 

Burma siempre fue como un país de sueños y bruma. Cuando se convirtió en Birmania cayó en manos de un grupo de matones de Rangún, organizados en una cosa que ellos mismos llaman “junta militar”, matones uniformados que controlan el país, como gángsters chinos un barrio de New York. Un régimen que considera a los ciudadanos propiedad del Estado. El régimen técnicamente, es el más corrupto del mundo. Y se sostiene a pesar de la censura de Naciones Unidas, y hasta de los Estados Unidos, gracias al apoyo chino. 

China apoya militar, política y económicamente los regímenes más corruptos y agresivos del mundo. Es el patrón rico de la pandilla de matones oficiales que manejan sus países como fincas. Detrás de Robert Mugabe en Zimbabue, un gangster africano que trata a su gente como a esclavos, esta China. Detrás del gobierno de ese delirante play boy de campo de concentración en Corea del Norte, que juega a hacer armas nucleares mientras el pueblo se muere de hambre y frío, está China. Detrás del régimen iraní de Ahmadinejad, un tipo que se cree capaz de controlar la vida sexual de sus siervos, está China proporcionando armas, tecnología y dinero. Y lo más criminal: China a cambio de petróleo, entrega cubiertas diplomáticas y armas al régimen genocida de Sudán para la “limpieza” de Darfur. En el pasado los chinos defendieron a Slobodan Milosevic, el carnicero de los Balcanes, y dieron su voto y su favor a Saddam Hussein, el cazador de chiitas y kurdos. 

El mundo debería vetar la realización de las Olimpiadas de Beijing en el 2008.       

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