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Alberto Rodríguez

El dolor de los otros

El dolor de los otros  

Lo más grave del intercambio humanitario (IH) es que quienes lo pueden ejecutar sean el gobierno de Uribe y las FARC. El IH es exactamente eso: humanitario. Lo cual quiere decir que quienes han de ejecutarlo, se mueven exclusivamente por sentimientos humanitarios. Sin embargo lo que en Colombia mueve a las partes es la ventaja táctica: posición, acceso, imagen internacional, exhibición de fuerza. Para ser humanitarios es necesario tener un corazón que nos permita la extrema solidaridad para con el dolor de los otros.

 

Por desgracia para las familias de los desaparecidos en vida, con pírricas pruebas de subsistencia, el IH depende de actores armados a los que mueve la ventaja táctica. (Así que los guerrilleros detenidos en las cárceles y los civiles y militares en los campos de concentración de las FARC, son fichas de un juego de fuerza entre las partes, que se presenta como IH). El Gobierno comenzó no queriendo saber nada de IH, al menos no de manera propositiva. Luego las circunstancias lo llevaron a hacer propuestas que sabía que las FARC no aceptarían. Para las FARC lo más importante del IH es Florida y Pradera. El Gobierno necesita reforzar su seguridad democrática con un hecho que cambie el foco de atención de los escándalos diarios a que el gobierno de Uribe acostumbró al país.

 

Cuando las partes parecieron ponerse de acuerdo, entonces vino el bombazo de la Academia Militar San Jorge. Los guerreros de ambos lados triunfaron sobre los conciliadores. Nunca se supo si el bombazo lo pusieron las FARC para demostrar que negociaban en posición de fuerza, o fue un falso positivo del Gobierno para retirarse de la negociación. Esos son los negociadores.

 

Las familias de las víctimas de guerra tendrían que esperar, armarse de una paciencia triste y aguardar a que a las partes le de por tener corazón. Un gesto de piedad piden las madres, ese sentimiento que hoy casi nadie sabe qué quiere decir. Por desgracia intuyen, quienes apenas mueve el dolor por sus seres queridos, que lo único necesario para que cese el sufrimiento de las víctimas del conflicto armado, es que haya humanidad. Y humanidad, es demasiado pedir en Colombia.

                

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