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Alberto Rodríguez

¿Qué es un buen cuento?

¿Qué es un buen cuento?

Cada quien tendrá su forma de saber si un cuento es bueno o no. La mía es sencilla: un cuento es bueno si lo recuerdo con el tiempo. Si me dijo algo, o me hizo sentir algo, que permanece. No olvido por ejemplo, El viaje a la semilla, de Alejo Carpentier, El sueño del estratega de Mutis,  Mirian de Capote.

¿Qué fue lo que hizo que no los olvidara? Porque debo reconocer, que después de haber leído muchos cuentos en mi vida, una especie de inercia de la memoria me conduce al olvido. Hasta el punto de que he llegado a creer que hay algo en los cuentos mismos que los hace memorables, más allá del especial atributo de memoria literaria del lector.

Los buenos cuentos dan cuenta de un incidente o un personaje, que me revelan algo nuevo, tal vez no original, pero sí algo, que por la manera como se me presenta, surte el efecto de una revelación.

El buen cuento me saca del tiempo cotidiano, como si el haber estado suspendido en la atmósfera del cuento, me hubiera permitido una especie de paréntesis temporal, que me deja ser en un segundo mundo, distinto al cotidiano, de donde salen los cuentos. Lo particular del tiempo del cuento, es que ocurre de manera distinta al tiempo cotidiano. Por el contrario, un mal cuento malo, nunca nos arrebata de lo cotidiano, carece de la fuerza para empujar la experiencia a un  tiempo que solo existe en y por el cuento.

Ah, y nunca un cuento es bueno por el tema. El tema me tiene sin cuidado. Cada lector tendrá la libertad de decidir el tema, a la manera como se hace en la escuela. Al igual que la lectura que admite variadas y plurales interpretaciones, los temas de los cuentos están al arbitrio variado y plural del lector.  No deja de sorprenderme, que por ejemplo, uno muestre su cuento recién terminado, cuyo tema es la morbosidad del poder, y un lector diga que el tema es el castigo, y el otro diga que es la ambición.

Son tan pocos los cuentos que recuerdo.

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