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Alberto Rodríguez

¿A quién le importa el Polo y el PL?

¿A quién le importa el Polo y el PL?

Entre todos, liberales de centro y de izquierda, pusieron 1.400.000 votos. Si existiera oposición deberían haber puesto el 10% del censo electoral: 2.900.000. Pusieron menos que todos sus registros históricos anteriores, estuvieron por debajo de las expectativas, dieron impresión de debilidad política y organizativa, y lo peor, cuantificaron el grado de dispersión de los votos convocados al proyecto de un frente contra la reelección, que une a los dos partidos.

¿A quién le importa el Partido Liberal y el Polo? Por los votos, uno diría que se contaron las clientelas, para proponer dos candidatos oficiales a las elecciones del 2010. Rafael Pardo obtuvo 370.000 votos y Gustavo Petro 260.000. Independientemente de la suerte constitucional del referendo, los dos candidatos unidos, sus votos, marcan un punto crítico de convocatoria y uno muy débil de partida. Ellos dirán que las elecciones en firme apenas comienzan. Insistir en el lugar archicomún de que las elecciones las ganó el abstencionismo, es un lugar común político de los derrotados, que en nada ayuda a reducir la incertidumbre.

“La oposición no existe. Lo que sucedió el domingo fue que se abrió el camino para que los que apoyan al Presidente y al referendo, lo saquen adelante en las urnas el próximo año, con los nueve millones de votos que se necesitan”, dijo el senador del Partido de la U Armando Benedetti.

El Partido Liberal no se merecía más que lo que obtuvo, con esos candidatos. Si lo más atractivo del abanico es Pardo, qué esperanza. Cecilia López y Alfonso López podrán agregar a su hoja de vida, el triste honor de haber sido precandidatos a la presidencia por el PL. En el Polo, el lánguido triunfo de Gustavo Petro, no obstante, representa la derrota de los Moreno Rojas/Samper/Dussán, la maquinaria clientelista del Polo, que puso de mascarón de proa electoral a Papá Noel.

Pero nada de lo anterior tranquiliza a quienes adivinamos en el futuro político el riesgo de un proyecto hegemónico de estado mafioso. Por el contrario, los resultados del domingo son el peor vaticinio de lo que podría pasar, si  un frente amplio, por la defensa de la Constitución del 91 y contra la reelección, no se constituye en seis meses, como opción distinta de gobierno, a la de Monseñor Uribe. Los resultados fuerzan la alternativa única del frente. Petro tenía razón. Falta ver que los acuerdos entre Gaviria & Gaviria tengan algún peso, y no sean declaraciones para la tribuna.

El César, quien ganó con Rafael Pardo –por quien llegó a romper su imparcialidad, según los otros precandidatos–perdió políticamente, su votación significó menos 1,7 millones con respecto a la consulta del 2006 (2’727.202), cuando ganó Horacio Serpa. Carlos, que redujo en 2.500.000 el capital político de la pasada campaña presidencial, tendrá por compromiso mover el ala clientelista del Polo, apoyada por el PC y el Moir, a que apoyen a Petro. Si no lo logra, no solamente no merece estar en el Polo, sino que habría renunciado a contribuir a la opción del frente democrático amplio.

¿Dejarán Gaviria & Gaviria sus respectivos partidos? ¿Se podrán comprometer partidariamente con la consulta interpartidista, como la única y casi desesperada salida opositora para tener candidato único, o terminarán sepultados por la oposición interna? Los Héctor Elís, los Dussanes, los Gómez Méndez.

El triunfador de la jornada, para desgracia de quienes se hicieron contar, fue Monseñor Uribe y el referendo. Hoy, sin embargo,  nadie puede tener certeza que todos los liberales juntos –PL y Polo - tengan la capacidad, la integridad, la visión y los votos, para jugar a ganarle las elecciones a Monseñor, en el año de gracia en que celebramos los 200 años de una insípida y triste independencia.

 

 

 

 

 

 

 

1 comentario

Jhon Edwar López R -

Uno no sabe si reir o llorar!!!