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Alberto Rodríguez

El ciego ojo de ciclón

El ciego ojo de ciclón

Jesús Santrich, ciego, exguerrillero, negociador de paz, encarcelado por presunción de narcotráfico, liberado, acusado, pedido en extradición por USA, lleva su kuffiya a lo Arafat. Le proporcionó con su primera liberación ordenada, la papaya madura al Fiscal Cianuro para que se tumbara y salir del cargo a defenderse. Y al gobierno de Uribe, para prender las alarmas histéricas que llevarían a la conmoción interior o a la asamblea constituyente.

Una decisión de la Corte Suprema mostró la catadura uribista. El Muñeco condenó a Santrich, en Tv, en un juicio sumario frente a los empresarios que lo apoyan. “Respetan a las altas cortes”, pero invitan, como lo hizo el doctor Cianuro, a marchar contra ellas. Están invitando a desconocer a las cortes, el exfiscal, el presidente, el presidente del senado, el procurador.  Están desistitucionalizando el aparto de Estado, se lo están llevando por delante, por el crónico forcejeo en la única cancha en la que el uribismo quieren cotejarse, la del 2 de octubre.

Santrich salió de la cárcel y fue  la casa del Partido Farc, y en un discurso donde parecía gozar de cabal salud, atizó la división, tomó partido declarado por Iván Marquez, cuyo sobrino, un hampón de Florencia, lo tiene entre sus palos. Los gringos se lo llevaron y ahora a cambio de dinero va a contar todo de los negocios con el ciego. A la par, la Corte Constitucional, el villano de la historia, validó la objeción a las objeciones y le dijo al Muñeco que tenía que firmar la ley estatutaria de la JEP, tal como le llegó.

Yo creería que alguien que ha hecho parte directiva de una organización que además operaba como un cartel, es propenso a continuar sosteniendo relaciones comerciales en el mundo del narcotráfico. Pero que uno lo crea o no lo crea, no es al asunto. El asunto es que por escandaloso que resulte la liberación y el reconocimiento de aforado de Santrich, obedece al lineamiento de una legalidad jurídica. Llevamos más de un milenio tratando de ordenar los procedimientos para dirimir los conflictos de la sociedad, así que si desde el gobierno, por partidismo oblicuo y visceral, por temor a que se sepa la verdad, porque las cortes hubieran tomaron partido, porque se desconfía del poder judicial, se desconoce el respeto a la independencia y autonomía de poderes, entonces apague y vámonos… para Venezuela.

Un gobierno que envía el mensaje de que los fallos de las cortes son parcializados, porque no satisfacen las expectativas, en particular en el caso de la JEP, es un gobierno que está llamando a la violencia política. La conmoción interior, es una forma de asalto en favor de facultades extraordinarias, que amplían el control del orden público, y que por ejemplo, le permitirían al Muñeco extraditar a Santrich, por decreto.

Mucho más grave que el caso Santrich es el de un gobierno que socava y deslegitima las cortes. Es lo que hacen, dijo Roy Barreras en un noticiero, los gobiernos fascistas. Y si lo dice un liberal.

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